lunes, 10 de noviembre de 2025

Poemas con excusa: Soñando versos

 El sueño tiene un prestigio en decadencia. Si Kublai Khan pudo soñar un palacio y Coleridge un poema, para nosotros parece quedar reservado un destino menor, el sueño como revoltijo de experiencias personales a descifrar, relegado a recurso tramposo o mecanismo para aburrir interlocutores. Si encima se pretende proponer una poesía que "exprese" sentimientos profundos escondidos en ese revuelto, sólo queda huir.




Pero la poesía acecha en todas partes, incluso en los momentos poéticos. Alejo Steimberg se despertó con un verso y con la experiencia insoportable de haber perdido un amigo. Suficiente motivo para abandonar una vida de resistencia a la expresión de sentimientos escondidos en los sueños, y ofreció un soneto.  Se trata de un poema clásicamente sentido. Técnicamente muy limpio en el que las alteraciones de la estructura clásica contribuyen al efecto final,  como el hecho de que en la primera estrofa se cierre sintácticamente con la información contenida en el primer verso de la segunda estrofa, algo así como un encabalgamiento estrófico. Resulta, asimismo, interesante, que se haya partido lo que correspondería al verso catorce en dos versos para redondear el cierre y retrasar la lectura, ya sea en voz alta o voz baja.

SONETO SOÑADO

Tuve un sábado-simil de señales,

una noche completa consagrada

a rescatar del todo y de la nada

y juntar en mi mente materiales 


de pasados, futuros y presentes.

Le pude dar su digna despedida 

a un amigo querido cuya ida

me sumó a cofradías de dolientes


que al corazón le ponen un remiendo 

recordando que el que partió les deja,

superando a la pena y a la queja,

la imagen del que fue y seguirá siendo.


No poniendo al dolor tras una reja

se dicen a sí mismos

"yo te entiendo".

Conminado a convertir el soneto en serie, Federico Reggiani intentó excusarse exhibiendo el carácter craso y estúpido de su producción inconsciente, dominada por vulgares remembranzas eróticas de actrices de Hollywood y diversas ridiculeces asociadas. Vana pretensión: fue obligado, por sus contertulios y por su propia musa, a escribir su soneto precisamente con semejante material.

El surrealismo jocoso no le impide mantener, de forma airada, tal como lo hizo Steimberg en el poema que abre la sección, la estructura precisa de 4-4-4-2. Cierra con un pareado por todo lo alto en la expresión “trivial devoción masturbatoria”.

Otra vez he soñado con Scarlet

vestida de pitufo femenino.

Ni el atuendo infantil ni el desatino

le impedían brillar como una starlet.


Inconsciente vulgar el que se esconde

en la parte de adentro de mi craneo.

Nunca un sueño elegante, extemporáneo 

apenas fantaseos con la blonde .


¿No podría soñar con un palacio 

y después despertar con una rosa?

¿O dudar si soy hombre o mariposa

que sueña ser un hombre en el palacio?


Me tocó ver girar como una noria

Mi trivial devoción masturbatoria.

Finalmente, Raúl Lozano Palazón cerró el ciclo con un soneto que hace del sueño un loop barroco de eses aliteradas, con aproximadamente veintidós sueños uno dentro del otro, según las interpretaciones del poema. Un tour de force que nos recuerda que, como ya dijo Calderón de la Barca, “los sueños, sueños son”. El cierre del poema nos deja con la duda de si el personaje ha despertado, o por el contrario, el propio despertar se ha producido dentro de alguno de los sueños.


Sueño soñando en un sueño que sueñas

sueños soñados que sueñan más sueños

y en el soñar de mis sueños diseño

sueños que sueñan tu boca risueña


sueño con saña sonrisas que enseñan

signos insignes de dientes de ensueño

sanas y salvas sonrisas sin dueño

metas soñadas en sueños pequeños


Boca soñada, señales y señas

supe soñar que soñar era cierto

sueños sensibles que exhiben y empeñan


supe soñar como sueñan los muertos

sueños con dueños y señas sin dueñas

sueña que sueña soñé que despierto


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