Benito Del Pliego (Madrid, 1970). En Estados Unidos desde 1997. |
Pero más interesante es lo que esa voz no hace, y lo que no hace es amontonar adjetivos repetitivos y esperables, ofrecer dúos cansados de nombres y atributos. Los adjetivos, como todo saborizante, deben usarse poco, para no empalagar como el azúcar en cascada. Y así leemos (en "11/26/08") de "voces de la patria" que están "amotinadas en la portería, atrincheradas en la energía transgénica". Combinaciones que nos ahorran también la metáfora demasiado evidente, el pasaje demasiado aceitado de lo concreto a lo figurado. Recursos simples (en los poemas siguientes, títulos con fechas a la norteamericana -el mes primero- o en inglés) que alcanzan para situar esa voz en medio de otras que no hablan su lengua.
La voz poética de Benito Del Pliego incluye al lector. Hablando en segunda persona, como en el primer poema, o usando, en "Friday, May 8th, 2009", un nosotros amplio que se identifica fácilmente como abarcando a los practicantes de la escritura literaria (un colectivo que, como solemos decir en este blog, abarque probablemente a la casi totalidad de los lectores de poesía). Y sigue registrando, en este caso el innegable deseo de permanencia de todo aquel que deja trazos en un papel o documentos en una carpeta del ordenador. Un deseo que se constata sin emitir juicio, con distancia clínica sobre todo de sí misma.
Y después prueba, en "Helicópteros rocían agua en reactor 3 (...)", como nos gusta a nosotros, que "poesía" es un cofre vacío que se llena con lo uno quiera, siempre y cuando el cofre lleve escrito "poesía" encima. Y ese "cualquier cosa" puede ser una noticia en un diario, contada usando todo el espacio disponible en el renglón, por una voz que recuerda su carácter de poética pasando de un significado a otro de la misma palabra:
Autoridades aseguran que la primera fase ha funcionado y el agua llegó hasta la vasija. Pero también las que aparecen rotas en enterramientos y antiguas casas dicen que alguien vivió.Una voz que como tal vive en un mundo de palabras y de sonidos, un mundo como una caja (de resonancia) donde las lenguas se hacen una sola, al ritmo de las asociaciones, sonoras y semánticas ("Fukushima, cherè-no-vil, villa qué herida").
Otras voces poéticas de Benito Del Pliego están de acuerdo con la última, al punto tal de decir, literalmente, que todo puede ser poesía -"9 escalones (poética)". La poética como credo, la poesía como práctica. La poesía como mundo cerrado y abierto.
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