Pablo De Cuba Soria (Santiago de Cuba, 1980; vive en Richmond, USA) |
La juventud en un texto literario es un rasgo, un estilo. Romain Gary lo probó para siempre cuando se disfrazó de joven como Émile Ajar y se burló de quienes piensan que hay que ser joven para "escribir joven", ganándose el Goncourt por segunda vez, haciéndole pito catalán a las reglas.
¿Y que hay de la juventud en la poesía de Pablo De Cuba Soria (más allá de que él sea bastante joven, aunque cuente con tres libros)? Un poner toda la carne en el asador. De Cuba Soria conserva la energía del primer libro, el deseo de mostrar "miren lo que puedo hacer". Así, juega con antiguas formas literarias (la sextina), en "Antisextina", hace referencia a la obra de Flaubert (en "Adagio de las mimosas"), reversiona un poema de Maeterlinck (o a Barthes -"la criada", o a Baudelaire ."Cambio de sombreros", o a Lezama Lima -"Oficio de carboneros"). Rompe las palabras para que el "te" cortado interpele aún más el lector, hace irrumpir palabras de otras lenguas para aprovechar su poder evocador, se divierte apilando palabras por pura similitud sonora, menciona una ciudad pero apelando al extrañamiento de usar un nombre antiguo, Königsberg ("Lindes de cartapacio"). Usa la distancia como estrategia cuando elige relatar ("Descontexto"). Le escribe a las maneras de hablar -"Entre la vaca (¡muuu!)...". Y recurre a neologismos ("Pieza gagofónica"), a la personificación de letras ("Anatema de K").
La de De Cuba Soria es una poesía para curiosos, que se beneficia de la lectura en línea para saciar esa curiosidad mechando la lectura con búsquedas, en una acción que ensancha los límites del poema.
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