viernes, 22 de octubre de 2021

Apuntes para una renovación de la métrica: arte menor y arte mayor

 Seguro que todos hemos oído desde una edad muy temprana, en clases de literatura, en la escuela o en el instituto aquello de arte mayor y arte menor. Quienes dediquéis vuestro tiempo a asuntos literarios ya sea profesional o desinteresadamente, seguramente lo habréis seguido oyendo en tratados de todo tipo, en análisis textuales en verso etc. Y consiste en la clasificación de la poesía en dos grandes grupos según el número de sílabas que componen cada verso. Esto gráficamente se expresaría en la siguiente tabla: 



La distinción o dicotomía que se nos propone es de hecho bastante acertada y lógica teniendo en cuenta que la cantidad de sílabas métricas en un verso alteran sustancialmente la naturaleza formal del mismo.

 En el arte menor la pausa versal y la rima se dan con mayor frecuencia, lo cual tiende a darle al poema unas cualidades de ligereza y carácter popular que el verso de arte mayor no posee, mientras que su contrapuesta siempre se nos ha dicho que tiene unas cualidades de solemnidad y es más apto para temas serios y profundos... 

Lo anteriormente expuesto en cursiva no es en realidad una cita de ningún autor (pues espero que ningún estudioso tenga el valor de ser tan categórico) pero si que es en general una suerte de reduccionismo generalizado con respecto al uso y motivo del arte menor y el arte mayor, y que permanece en el imaginario colectivo a través de los años. 

Lo que podemos afirmar es que ambas formas requieren de procesos compositivos diferentes entres sí  y para afirmar esto podemos retrotraernos a la forma etimológica de la palabra "arte" Esta proveniente del latín ars y no se define en términos de creación estética como actualmente, sino en términos de "oficio" o "técnica". Esto nos sitúa en una perspectiva totalmente diferente ya que ahora esta clasificación nos es dada en relación a la producción del texto y no al producto final. Es de hecho un disparate asignar algo tan matemático como el número de silabas al contenido o fondo del poema. Lo más conveniente para no limitar las posibilidades creativas es ver esta cuestión, y esta división más como un recurso que como una norma. Ahora bien si lo vemos como un recurso y no como una norma desde la óptica puramente formal ¿Qué podríamos afirmar, pues?


    1. Que como ya hemos dicho antes, la frecuencia con que se da la pausa versal es más grande en el arte menor, dando como resultado una dicción más distendida. 

   2. Que en caso de seguir un patrón acentual fijo, el arte mayor se vuelve más complejo a medida que aumenta su numero de sílabas en tanto que surgen más posibilidades de combinar silabas acentuadas y no acentuadas. En caso de no seguir un patrón acentual este punto no es aplicable.

   3.Que en en caso de establecer una correlación en la que se haga coincidir la estructura sintáctica y la estructura versal, (como suele ser en la mayoría de casos más allá de encabalgamientos y recursos similares) el arte mayor tiende a una mayor acumulación de léxico debido a que en un verso largo hay más "espacio para meter palabras". En caso de no hacer corresponder sintaxis y verso este punto no es aplicable.

Dicho esto quedan las cartas sobre la mesa y ya solo queda que quien decida usar una u otra forma métrica lo haga libremente y con independencia de las jerarquías textuales elaboradas por gran parte de la tradición.  Como ejemplo y para cerrar os dejo el fragmento de un poema de Sor Juana Inés de la Cruz hombres necios que acusáis donde vemos un uso muy elaborado en su expresión de una forma de octosílabo (además de increíblemente moderno en su contenido)


¿Cuál mayor culpa ha tenido
en una pasión errada:
la que cae de rogada,
o el que ruega de caído?

¿O cuál es más de culpar,
aunque cualquiera mal haga:
la que peca por la paga,
o el que paga por pecar?

Pues ¿para qué os espantáis
de la culpa que tenéis?
Queredlas cual las hacéis
o hacedlas cual las buscáis.

Dejad de solicitar,
y después, con más razón,
acusaréis la afición
de la que os fuere a rogar.

Bien con muchas armas fundo
que lidia vuestra arrogancia,
pues en promesa e instancia
juntáis diablo, carne y mundo.



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