José Kozer |
Hola. Esto que van a leer es simplemente extraordinario (¡no, esto no, lo que viene después!). Y lo que van a leer es la respuesta a las ocho preguntas de la serie "Buena/mala poesía, según les poetas" de José Kozer. Y la respuesta de José Kozer fue nada menos que un ensayo. Esto, amigues, es un lujo, para este blog y para ustedes. Así que sinceramente espero que alguien a cargo de un verdadero medio de comunicación lea esto y lo republique.
Las preguntas eran éstas:
- ¿Qué es un buen poema?
- ¿Qué es un mal poema?
- ¿Qué es un/a buen/a poeta?
- ¿Qué es un mal poeta?
- ¿Cuándo te gusta un poema?
- ¿Cuándo no te gusta un poema?
- ¿Estás satisfecho/a con el lugar que ocupa la poesía en el espacio cultural/ literario?
- ¿Por qué? ¿Qué te gustaría que cambiase (si corresponde)?
José Kozer:
"Intentaré contestar las seis primeras preguntas, que en realidad son una sola: seis preguntas que constituyen una secuencia encadenada a las que es posible atender como conjunto.
"Todas se plantean una situación válida por elemental, subjetiva en gran medida, difícil de objetivar. Mas, todas a su vez dependen de un sistema de pensamiento que más que aborrecerlo me resulta cada vez más insuficiente y falaz. Y ello porque todas esas preguntas se basan en una sistemática dualidad que poco ayuda a la hora de dirimir e intentar comprender uno de tantos aspectos de la realidad como es la poesía.
"No creo en una totalidad que subraye la bondad absoluta de un poema, o por el contrario su despeñamiento y fracaso, a tal extremo que lo pueda considerar un mal poema; lo cual es aplicable al poeta, y asimismo al gusto propio, en el fondo, si se es lector asiduo, cambiante a través de los años. Durante mi larga vida de lector un caso que tengo claro es el de mi relación con Jorge Manrique y sus Coplas. Siendo joven, y durante años fue para mí un poema que leía para descartarlo, me molestaba su sistema retórico y me parecía un poema convencional, banal y trillado, que no merecía ser parte del acervo de la poesía en lengua española.
"Busco entender cómo, en cuanto historia de la poesía, la poesía se cansa de sí misma, lo cual implica una autonomía"
"Pasados los años volví a ese poema muchas veces, por razones de trabajo y por puro gusto. Y ese gusto, no sé cómo, fue cambiando con toda naturalidad hasta el punto en que de pronto lo leía en voz alta o a media voz y lo encontraba cada vez más interesante y verdadero. Si sumo al poema en sí datos relacionados con la relación padre e hijo o la muerte de un buen cristiano (ante la muerte no creo seamos nada de particular sino pobres diablos más o menos dignos, pasando de un lado de la orilla a otro sin muchas ganas de hacer el tránsito ni esfumarnos: no se esfuma uno como cristiano o judío, budista o musulmán sino como osamente y pellejo desmoronándose). Y ahora experimento la lectura de estas Coplas como un poema que en su contexto histórico sintetiza como pocos el tránsito de la Edad Media al Renacimiento, de lo altamente religioso a la visión humanista y civil del mundo. Más: es el poema que en nuestra historia de la poesía baja la poesía del cielo a la tierra. Y más importante todavía, en su contexto es un poema impecable, verso a verso y estrofa a estrofa, siguiendo una estructura única que funciona de maravillas (el llamado pie quebrado) conforma no sólo una visión sino una serie de versos que no fallan, que de cabo a rabo tienen aquello que hace del verso algo esencial, maravilloso: unión de intuición y de entendimiento (en ese orden).
"Tal como me sucedió a la primera lectura del titulado (a posteriori) Romance del prisionero. Otro texto que me conmueve, me ayuda a entender y a vivir la poesía como sanación, apoyo ético, musical, estético y espiritual (palabra que el cinismo histórico del momento actual tilda de palabreja). Impecable. Su estructura octosílaba convencional es justo lo que le permite al autor anónimo celebrar su pensamiento en público y abiertamente, incrustando en el poema ideas peligrosas para el Poder (hecho que podría analizar con confianza en lo que digo).
"El poema actual descentra, trabaja desde centros cambiantes, mutaciones virulentas, y su bondad y armonía participa de la desorientación"
"Y así la conclusión a la que he llegado y que me sirve para orientar una respuesta a las seis primeras preguntas del cuestionario es pensar no en dualidades ni dicotomías, ese mal universal que sólo nos ha servido para crear por empecinamientos unívocos destrucción, guerra y miseria. Esa fórmula que divide el mundo en buenos y malos: Hollywood y sus películas de vaqueros donde los indios son los malos y los pioneros conquistando el 'salvaje' Oeste son los buenos. O más cercano al momento actual, musulmanes (malos) occidentales (buenos). Y chorradas de tal índole.
"De manera que en lugar de poemas o poetas buenos o malos prefiero mirar poema a poema y revisando mis propias reacciones, y desde muchas lecturas en distintos tiempos cronológicos propios, considerar que hay momentos en un poema que me parecen logrados y otros no. O sea, que no quiero ni debo tratar el poema en blanco y negro, no quiero caer en términos de gran poeta o poeta menor o poeta insignificante sino ver en el texto y su contexto (todo es contexto como dijera Guy Davenport) momentos que puedo llamar logrados y otros que no. Los logrados los valido en función de intuición y entendimiento, musicalidad y ritmo oscuro e inasible, misterio e incapacidad propia para penetrar en sus palabras, y sobre todo cómo son colocadas esas palabras en un verso dado, y pese a la deficiencia a la que aludo atreverme, y vaya atrevimiento, a considerar, sirva de ejemplo, un poema como “Masa” de César Vallejo como un mal poema, un poema adolescente (un adolescente que no fuere Rimbaud) y panfletario: y por el contrario considerar “To a Skylark” de Shelley un poema bueno donde verso a verso y estrofa a estrofa no veo desperfectos, diría que salvo dos estrofas hacia el final del poema, las que van de 'We look before and after' hasta la siguiente que termina en 'I know not how thy joy we ever should come near' que podrían descartarse in toto o modificarse, 'arreglándolas'. O de Coleridge su famoso Kubla Khan con ese extraordinario comienzo 'In Xanandu did Kubla Khan/A stately pleasure-dome decree:' y todo cuanto sigue, musical, sobrio en su exaltación, capaz de encantar oído y paladar, visibilidad y visión, conjunción de lo cercano en lo lejano y viceversa.
"Un buen poema requiere una buena dosis de modestia y sentido común, de buen gusto y sentido musical "
"En poesía busco saltos, anacolutos, variación en la unidad y la unidad en cuanto descentralización y desterritorialidad. Busco entender cómo, en cuanto historia de la poesía, la poesía se cansa de sí misma, lo cual implica una autonomía, una diversa relación entre poema y poeta, entre poema y lector. Al principio no se concebía en poesía la desfachatez, aquello era cosa seria, la poesía era “noble” y formaba parte, como es el caso de la épica, del proyecto nacional, unívoco, defensa del Poder nacional, de la conquista imperial. La Poesía estaba al servicio de la incipiente nacionalidad. Llegó el Renacimiento y llegó el Siglo de Oro y el Barroco y surgió la poesía jocoseria: figuras como Quevedo, el propio Góngora, y Baltasar del Alcázar por poner unos pocos ejemplos, lograron que se abrieran las aguas, surgieran los primeros grandes boquetes en la creación poética, creación donde cabían en las Soledades momentos chistosos, o se podía hacer poesía desde un chiste de época, como aquello de que murieron como dos huevos, uno pasado por agua y otro estrellado (referido al mito de Hero y Leandro).
"Un poema se abre a todo, y en poesía, y en la actualidad, algo ha cambiado, y es que ahora en el poema cabe todo y de todo. La férrea divisoria ha desaparecido, y eso hace que se descarten las formas clásicas de expresión que acabaron por ser supresión, y que un poema actual acoja todo lo habido y por haber, pero he ahí el peligro, no todo lo que se transmite para ser acogido, lo es: al contrario, es tal la abundancia de poesía que el lector se ve obligado a leer y no releer de entre toda esa abundancia dirimiendo lo que considera valioso o interesante para sí: abundancia que incluye el piélago proceloso e ingente marea de las opiniones, defensas de, y demás. Y el yo yo yo. El poema actual y eso lo veo con buenos ojos, descentra, trabaja desde centros cambiantes, mutaciones virulentas (de virus, el virus es el monarca) y su bondad y armonía participa de la desorientación, el desconocimiento y la certera intuición. Un buen poema requiere una buena dosis de modestia y sentido común, de buen gusto y sentido musical ('De la musique avant toute chose, Verlaine'). En un poema se puede pasar en cuanto deslizamiento y repliegue del momento para mí doloroso de la muerte de mi abuelo materno, a poner en el falso lamento de la plañidera alquilada y mal pagada, una voz extemporánea que procede de una canción popular cubana de época, y que en medio del desgarramiento pregona, 'Para pantalón y saco, traigo perchero barato' o 'Si me pides el pescado te lo doy'.
"Poesía es posibilidad en la destreza y la experiencia disciplinada de años de trabajo"
"Sorpresa, intuición, comprensión, Bach y Santana, la defenetración de los dioses y la jodedera de la esquina de casa participan de la modernidad: y llevan a un momento poético en que todo es cuestión de riesgo y eso que se llama talento y que me dice más que aquello otro del genio. Poesía es delicadeza, capricho, arbitrariedad, participa de lo impredecible, pues bien, y bienvenido todo eso. Poesía es posibilidad en la destreza y la experiencia disciplinada de años de trabajo, pues bien, y bravo. Poesía es como dijera Víctor Hugo, algo que cuando el poeta puede escribir resulta fácil, mas cuando no puede resulta imposible.
"Las dos últimas preguntas entran en la zona de lo lamentable y de lo quejumbroso. Y si se me permite de la inutilidad. Hace tiempo desistí de tratar de vivir de la poesía, de ese arduo trabajo que tanto conlleva: decidí organizar mi vida en dos instancias cotidianas, aquélla que dedico a ganarme la vida como cualquier hijo de vecino ganapán, y la del momento poético a la que le doy un espacio respiratorio propio al poema, espacio que me permite acoger la posibilidad inesperada y a la vez esperada por deseada de un nuevo poema: a la tiranía del dinero opongo la libertad de la frugalidad. Y por ahí un rastro de miles de poemas que a muchos repatea y a mí me hace encogerme de hombros".
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