Pocas formas poéticas de nuestra lengua tienen un origen tan característico y antiguo como el zéjel. Pues surge directamente del trasvase de un elemento poético árabe a nuestra cultura a través del legado andalusí. En sus primeras variantes en lengua castellana aparece en árabe andalusí con palabras romances intercaladas, pero a posteriori se produjo un calco de esta forma al romance peninsular. Cabe mencionar que aún hoy ha sobrevivido de forma paralela en el mundo árabe del mediterráneo occidental de forma cantada y en algunos casos improvisada, siendo considerado por la UNESCO el zéjel libanés Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.
Esta compuesto por dos versos consonantes en rima par (estribillo), seguido de tres versos monorrimos (mudanza) para cerrar con un verso con la rima inicial (vuelta) y regresar al estribillo. De esta forma podemos encadenar tantas estrofas como las rimas nos lo permitan. Lo veremos de forma mucho más gráfica en este ejemplo:
¡Ay fortuna, (a)
cógeme esta aceituna! (a) [Estribillo de 2 versos]
Aceituna lisonjera (b)
verde y tierna por defuera, (b)
y por dentro de madera, (b) [Mudanza]
¡fruta dura e importuna! (a) [Vuelta]
¡Ay fortuna, (a)
cógeme esta aceituna! (a) [Repetición del estribillo]
Fruta en madurar tan larga (c)
que sin aderezo amarga; (c)
y aunque se coja una carga, (c) [Mudanza]
se ha de comer sola una. (a) [Vuelta]
¡Ay fortuna, (a)
cógeme esta aceituna! (a)
Lope de vega, fragmento de El Villano en su Rincón
POSIBLES VARIACIONES
Métricamente, de forma tradicional el zéjel se ha escrito en arte menor y en formas parisílibas. Con frecuencia, en el siglo de oro se han utilizado tertrasílabos y hexasílabos en el estribillo para dar un sentido más pegadizo, mientras que se volvía a la mudanza con el octosílabo, aunque no siempre es así y esencialmente el octosílabo supone la base. De utilizar formas imparisílabas la musicalidad perdería su estilo "arromanzado" para volverse seguramente más
postrenacentista.
Podría adaptarse al
arte mayor pero yo no lo recomiendo por dos razones: Una es que es una forma que por su formato ha de brillar por cierto minimalismo dentro de un modelo repetitivo, algo harto más complejo en el arte mayor y la otra es que al componer los tres versos de la mudanza, la distancia silábica entre la rima de la vuelta y el estribillo es excesiva.
Por último mencionaré la posibilidad de
asonantar esta forma: efectivamente es posible, y a este respecto va a ser determinante el carácter que se le quiera imprimir, debiendo considerarse en cualquier caso una mera variante sobre el original ya que como ya he mencionado la característica del zéjel es su gran musicalidad y frescura dentro de la sancillez que suscita su brevedad y carácter reiterativo.
CONSIDERACIONES PRÁCTICAS:
Aunque en teoría se pueden construir zéjeles con infinitas estrofas en la práctica no es así, ya que al tener que encontrar nuevas rimas para la vuelta nos veremos limitados la cantidad de éstas, pero téngase en cuenta que si utilizamos la variante asonantada esta limitación casi desaparece.
El uso de formas muy breves así como imparisílabas puede dotar al zéjel de un estilo muy próximo al de ciertos experimentos modernistas con un alto grado de musicalidad en la línea autores como
Verlaine y sus reminiscencias hispánicas.
Una extensión del poema demasiado larga podría verse anquilosada por la excesiva rehiteración del estribillo, aunque a este respecto podrían elaborarse formas más complejas donde se dan varios estribillos diferentes que puedan rotar entre sí o simplemente desarrollarse de forma lineal.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Comentarios aquí.